Partir de un trazo, trabajar el color, convocar las redondeces.
La composición, al principio mental, toma vida desde su primer contacto con la tela, en una relación primaria con la idea original “Sé dónde voy, mi cerebro da el impulso, mis pinceles lanzan sobre la tela la emoción sin transiciones”.
Pero quién, la mano o el espíritu deciden ?
La intuición, es la misteriosa alquimia de los dos, guía a este autodidacta. Ninguna escuela de pintura, pero un recorrido iniciativo: observación, trabajo y practicar y practicar todavía. El gesto sin cortapisas, la libertad de pintar. Sus trazos prefieren la fuerza, sus arabescos enloquecen con sus vuelos. . .La perfección, dice, mejor dejarla a los otros.
“El dibujo es una técnica, la pintura es una cuestión de gusto. El dibujo, es premeditado, el color no, hace falta que sea feliz” |